Nochevieja desde el otro lado del mundo

Hola a todos,

Este año no ha sido un año normal. Nos hemos decidido a celebrar la Nochevieja a 8.000 km de casa. 

Si la familia se desplaza, la visita es obligada… más si uno tiene la oportunidad.

Aterrizamos un 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, con la duda de si sería una inocentada o no. Pues no. Después de diez horas de vuelo llegamos al continente donde el café es lo típico. A parte de más cosas….

Estos días nos hemos dado cuenta todo lo que España tiene y que aquí no se disfruta. El lugar tiene unas vistas espectaculares con la montaña siempre marcando nuestro paso. Parece que estuviéramos en unos decorados de una película americana. Es todo muy «del oeste»: maraña de cables de la luz que se sostienen gracias a postes de madera, tiendecitas de barrio donde tan pronto pides un «juguito» (zumo)con agua o con leche de las frutas más exóticas o donde pides una cerveza y un plato de arepas, deditos de pollo o papas con chorizo para acompañar.  

Como todos los caminos llegan a Roma, aquí todos los caminos terminan en «Usaquén». Lugar muy típico, con sitios para «tomar», con un mercadillo que alegra la calle principal y cerquita de casa (a media hora andando, ¡vamos!).

La Candelaria dejó que desear por la algarabía que había: mucha gente sin rumbo, demasiados tenderetes en una plaza abarrotada de curiosos y algún que otro interesado en querer enseñarte la ciudad por un precio impagable. Taxi… y de vuelta a Usaquén.

El barrio donde estamos está muy bien. Edificios con una persona de seguridad que te abre y cierra el portal y vistas a la montaña en unos ventalanes que para mi casa quisiera. Quizás por esto, y porque no hay cortinas, a las seis de la mañana ya estás en pie. A  las ocho a más tardar ya estas listo para ir a visitar.

Otro gran factor es el clima. Desde una temprana (las siete o siete y media) ya está picando el sol. Desde el primer día ya estamos cara y cuello quemados o más bien achicharrados. Nos cuentan que siempre después de comer las nubes consiguen pasar la montaña y aparece el diluvio universal. De momento, no ha llovido. Será que alejamos la lluvia. Además impresiona que todo está muy verde y el césped de las avenidas es frondoso.

La Nochevieja la empezamos  seis horas antes en conexión con Madrid vía Skype y llegamos como pudimos a las doce para celebrar el nuevo año. Preparamos una cena improvisada con cerveza, vino, y tiramos la casa por la ventana y hasta con champán!!

De momento quedan dos días más y hoy amaneció más tranquilo. Día festivo, vuelta por el barrio y a casa a ver un maratón de Friends mientras que esperamos a que la ciudad despierte y aparquen el «guaro» para otro día.

Al final, nos dio pena irnos. Lo cierto es que fue fácil hacerse con el horario (a las 6 ya en pie), a sus edificios con terracitas al aire libre, su buen tiempo y  que al fin y al cabo cuando uno está de vacaciones y a gusto: ¿Qué más da donde estés??

Hasta pronto, mamitos y papitos!!!

Hasta la próxima conexión!!